martes, 28 de diciembre de 2010

Cadavre exquis

Cadáver exquisito es una técnica por medio de la cual se ensamblan colectivamente un conjunto de palabras o imágenes; el resultado es conocido como un cadáver exquisito o cadavre exquis en francés. Es una técnica usada por los surrealistas en 1925, y se basa en un viejo juego de mesa llamado "consecuencias" en el cual los jugadores escribían por turno en una hoja de papel, la doblaban para cubrir parte de la escritura, y después la pasaban al siguiente jugador para otra colaboración.

Es un juego muy divertido, donde un papel kilométrico es salpicado con las ideas de diferentes personas. Aquí tenemos el resultado:

Era una noche fantasmagórica, todo daba miedo y el perro no paraba de de temblar, las raquíticas ramas de los árboles se quebraban con fragilidad mientras una densa niebla se formaba en torno a mi. El frío entumecía mis músculos y mis ideas y entonces vi. la cara de un león pero lo que importaba no era el destino, sino el camino recorrido. Por lo pronto encontrar un sitio donde alojarme era una broma, las avenidas ramificaban ausentes y mientras yo caminaba y pensaba en lo que me habían dicho antes: "el pájaro es la clave, el pájaro es la clave, si lo pierdes de vista no habrá nadie quien te guíe"; por esto perdí a mi hermano en la guerra. Así que fui corriendo hacia la gente y de repente vi algo que me dejó perplejo: un hombre hacía el pino rodeado de palomas, estas le rodeaban mirando y organizando un escándalo para arrancarle los ojos, pero el sabía que no lo lograrían, ya que tenia los ojos de cristal. Así que le robó el saringhan porque era algo muy típico de su familia.
Mi familia es de una época muy antigua. Me la traje en uno de mis viajes al pasado, estaba asustado, era la primera vez que viajaba a aquella época pero estaba acompañado de ella así que estaba tranquilo. Un extraño sentimiento se apoderó de su ser, pero se encaminó hacía la estación con las manos vacías y sin rumbo fijo, solo viajar.
Metió sus lápices de colores y sus acuarelas en la maleta y empezó a caminar, no pesaba mucho pero le costaba tirar de ella como si llevase mil piedras dentro. Pese a todo decidí que ya no importaba, podría soportar lo que me echaran porque me sentía feliz, estaba a su lado, con su sonrisa, su voz calurosa, me quería y no importaba nada. Y fue en ese apogeo sentimental momentáneo que estaba cuando afrontó la verdad que no quería creer, ahora ya cree en todo y entonces si que puede soportar todo lo que le echen por siempre y jamás.

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